Cuatro extraños participan en un experimento psicológico en un espacio oscuro sin nada más que una mesa y cuatro sobres. Les pagan 100.000 yenes por sentarse allí durante 10 minutos, pero esto no será tan fácil como parece…
Inspirándome en la cultura zen y el minimalismo japonés, quería hacer una película en la que solo los actores y sus reacciones fueran realmente el centro de la historia. Fue un desafío colocar el set en la oscuridad, pero realmente me ayudó a llevar la trama a la esencia de lo que significa ser humano. Nuestra vida es un gran misterio que constantemente tratamos de resolver. Entonces creo que es cuando nos enfrentamos a lo irracional que se expresa nuestra más alta naturaleza humana. El guión fue tanto para mí como para los actores un viaje a la esencia de nuestra racionalidad. Me gusta contar historias que desafíen a la audiencia a resolver un misterio junto con los personajes para que todos se sientan parte de la misma experiencia. Guión fue mi primer cortometraje y una experiencia mística que me hizo darme cuenta de que hacer películas era a lo que debía dedicar mi vida.